A propósito del Día Mundial de Respuesta al VIH, este primero de diciembre, las trabajadoras sexuales de la vía pública, fueron escuchadas por Ambar , Artgnosis y OnuSida, organizaciones civiles que las dotó de condones y kits de bioseguridad , ante la pandemia por Covid_19
Por Rosibel Cristina González
Tienen unos cuantos años encima y aunque no la revelan, sus rostros reflejan el agotamiento diario producto del sol, la lluvia y largas horas de espera por algún cliente. El resultado no siempre es el mismo, con poco o mucho, deben llevar el sustento al hogar, único fin que las lleva a ser trabajadoras sexuales de la vía pública.
Agrupadas en una acera o esquina, se protegen, son familia, hermanas. Cada una con realidades casi semejantes que encontraron en el oficio, el modo de subsistencia y con ello, levantaron a sus familias, graduaron a sus hijos en la universidad y aun así, no esperan una jubilación.
Estigmatizadas, ofendidas por sus semejantes, denigradas por el sistema, humilladas y a veces golpeadas, estas trabajadoras sexuales de la vía pública, siguen en pie, con la cara en alto, sin importar los riesgos o situaciones que se les puedan presentar en una jornada laboral que no tiene horario.
“Yo llegué aquí cuando tenía 12 años de edad y las conozco a todas”, sostuvo una mujer de piel morena mientras agrupaba a sus compañeras de calle, para recibir el beneficio de condones , ofrecido por representantes de la Asociación de Mujeres por el Bienestar y Asistencia Recíproca (Ambar), a propósito del 1° de diciembre, Día Mundial de la Lucha Contra el Sida, con el lema de este año “Solidaridad mundial, responsabilidad compartida.
Como cualquier otra mujer
“A muchos les ofende nuestro trabajo, nos miran con desprecio, se burlan y hasta nos corretean, pero esta calle es nuestro hogar, día , noche, horas. Las mismas caras desde hace un montón de años y sí, estamos gastadas por el tiempo, pero aquí seguimos”, expresó una trabajadora, a quien se le resguarda la identidad.
Otra compañera agregó “no me deshonra mi trabajo, porque lo que hacemos es un trabajo como cualquier otro. No soy menos que una secretaria, ni abogada, soy una mujer con todos mis derechos de ley, pero como trabajo en las calles y desde hace mucho tiempo, soy vista como lo peor de la sociedad y no es así”.
“Con esta profesión gradué a mis hijos y nunca les oculté quien soy y a lo que me he dedicado por años. Mis hijos -actualmente-, son incapaces de golpear u ofender a una mujer, son los mejores hijos del mundo y yo para ellos, la mejor mujer”, dijo otra trabajadora sexual.
“Hace seis meses perdí a una hermana, luego de luchar varios meses con el VIH, ella nunca le comentó a la familia. Aunque muchos no lo crean, quienes estamos en este oficio, nos cuidamos y somos responsables al momento de atender a un cliente”, aseveró una trabajadora del grupo.
EL activismo debe ser permanente
Para Nury Pernía, presidenta de la Asociación Civil Ambar, el activismo en las calles debe ser constante, permanente y no solo cuando una efeméride recuerda la fecha de un evento internacional o mundial “porque el activismo arropa todo”.
Con la entrega de condones -por parte de Artgnosis y Ambar- a más de 30 trabajadoras sexuales de la vía pública -entre las esquinas La Palma y Santa Teresa de Caracas– vino la charla de prevención de enfermedades de transmisión sexual y VIH.
“Debemos concientizar a la población en general – aunque algunas actividades estén centradas en grupos específicos-. La educación sobre el VIH debe impartirse desde el hogar y es trabajo de las asociaciones y demás organizaciones civiles , salir a las calles para informar y recabar las realidades de personas vulneradas por el sistema”, puntualizó Pernía.
Otras 60 trabajadoras sexuales de la vía pública fueron atendidas en la avenida Lecuna, entre las esquinas Viento, Cristo y Curamichate, donde OnuSida les practicó la prueba rápida de VIH y les entregó material de bioseguridad, según lineamiento de la Organización Mundial de la salud, ante la pandemia por Covid_19.
Conmovidas por la acción y entre lágrimas, expresaron su agradecimiento, y es que para estas mujeres, batuta de hogar, el gesto las hizo sentir que fueron escuchadas, atendidas y nunca olvidadas.