Desde el año 2003, la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio o AISP por su siglas en inglés, junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha promovido el 10 de septiembre como el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, con el objetivo de concientizar a nivel mundial sobre el suicidio, además de que puede prevenirse.
El suicidio es un problema de salud pública importante, pero a menudo descuidado, aún en pleno 2021 sigue rodeado de estigmas y mitos. Según la OMS, más de 800.000 personas mueren cada año por suicidio, siendo la segunda causa principal de muerte entre personas de 15 a 29 años de edad. Hay indicios de que, por cada adulto que se suicidó, posiblemente más de otros 20 intentaron hacerlo.
Los suicidios pueden prevenirse, pero se necesita de educación y concientización de la sociedad sobre ello. La salud mental es un derecho humano, y no puede haber salud sin salud mental. La OMS y organizaciones de derechos humanos reconocemos que el suicidio debería ser una prioridad de salud pública.
En el suicidio pueden intervenir factores psicológicos, sociales, biológicos, culturales y ambientales. Y dentro de las causas que influyen en las conductas suicidas, se ha determinado a la violencia doméstica o entornos familiares problemáticos, como una de ellas.
La violencia doméstica afecta la salud mental de las mujeres, quienes sufren de malestar emocional, como la depresión. Y desde que fue declarada la pandemia por Covid-19, estas cifras han ido en aumento.
La violencia puede causar daños físicos y emocionales severos que, a veces, anteceden al intento de suicidio. La violencia doméstica suele interiorizarse, las mujeres víctimas se repiten para ellas que no tienen valor y que el suicidio es la única salida al sufrimiento que están viviendo, por lo que suelen aislarse y vivir sus problemas en soledad.
La violencia doméstica contras las mujeres es igualmente un problema de derechos humanos y de salud pública, que afecta entre el 15 y el 71% de las mujeres en el mundo.
De acuerdo con Cepaz, la inducción al suicidio es la consecuencia extrema de la violencia psicológica, acoso, hostigamiento y amenaza que generan las condiciones para provocar la muerte de una mujer por motivaciones de género.
Estudios como el de “Violencia doméstica y conducta suicida”, han observado que mujeres con intento de suicidio sufren frecuentemente de violencia verbal, emocional, física y económica, determinando que los principales agresores son hombres y eventualmente otras mujeres:
“La inequidad en los roles de género estrictamente definidos que favorecen la normalización de la violencia hacia la mujer genera en estas mujeres con intento de suicidio un estado de vulnerabilidad emocional que parece relacionarse con su comportamiento suicida”
“Cada vez que peliaba con él pensaba en el suicidio”
“Pues sientes como la satisfacción de decir ya me muero… igual vas a descansar de todo lo que tú sientes… Mucha tristeza” 1
El suicidio por inducción, es decir, cuando se induce a una mujer a quitarse la vida, ha tenido sus diversas tipificaciones dentro de las leyes. En El Salvador el delito de inducción al suicidio contra la mujer, se conoce como “suicidio feminicida”, país donde hay un alto índice de suicidios de mujeres, y donde según hay evidencias de cuadros crónicos de daños a su salud emocional.
En Venezuela, la Ley de Reforma de la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, establece en su artículo 15, la inducción al suicidio, como un tipo de violencia psicológica, siendo una de las formas de violencia de género en contra de las mujeres.
Este 2021 la campaña para la prevención del suicidio, estará centrada en “Crear esperanza a través de la acción”, con la que se pretende recordar y reforzar la idea de que existen alternativas al suicidio, así como brindar esperanzas a quienes atraviesan por circunstancias difíciles.
1 Violencia doméstica y conducta suicida: relato de mujeres sobre la violencia y sus efectos por Teresita Morfínhez Loyo. 2015