Desde 1998, se celebra todos los 20 de noviembre el Día Internacional de la Memoria Trans, dedicado a la memoria de aquellas personas transexuales, transgénero y de género no binario que han sido asesinadas víctimas de la transfobia, es decir, el odio, la discriminación y la violencia que la comunidad trans padece y que persisten en la actualidad.
El propósito de celebrar este día es visibilizar esta problemática para generar conciencia y erradicar estas violencias perpetradas por parte de personas que sienten odio y miedo infundado del colectivo transgénero y de género no binario. Sin embargo, en Venezuela no existe una legislación protectora de derecho de géneros, tampoco una memoria colectiva que, desde las instituciones, se documenten las violaciones de derechos sobre estos grupos.
Cada vez más son asesinadas personas trans por prejuicios discriminatorios y, en paralelo, la inacción del Estado es respaldada por la impunidad de estos crímenes transfóbicos. La visibilización viene dada por medios de comunicación social y organizaciones no gubernamentales que manifiestan su rechazo y luchan por los derechos humanos. Muchos crímenes pasan desapercibido o invisibilizado como crimen pasional, robo o alguna razón que no se condice con el verdadero motivo, incidiendo en los parámetros de justicia.
Ambar, como organización que promueve la defensa de derechos de la mujer, reclama la necesidad urgente de contar con políticas públicas para este colectivo que se enfoque en la garantía de derechos, reparación, igualdad, así como el monitoreo y registro de datos cuantitativos y cualitativos que permitan construir programas y acciones ajustadas a la realidad y en la protección de los más vulnerables.
Un nivel de vida digno y respeto que merecen las personas trans por su identidad auto-percibida, es un trato que los seres humanos deben tener sin distinción alguna.