Cada 8 de septiembre se celebra el Día Internacional de la Alfabetización, por su aprobación en 1965 por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Este día busca reconocer la alfabetización como un derecho humano fundamental para el crecimiento individual y social de toda persona.
La no escolarización ha resultado ser un problema social y pedagógico que han enfrentado algunas sociedades, como la venezolana, y es por ello que se ha ratificado la escolarización masiva de la población, sin embargo, dicha escolarización debe ser un compromiso social que atañe directamente al Estado como garante del derecho humano a la educación. Debe estar alejado de programas con enfoque asistencialista y discrecionales que, en lugar de subsanar, crea brechas y otros problemas colaterales.
Ante tal situación, la última publicación de la UNESCO sobre alfabetización (2016), señala que y 97,04% en los hombres, estadísticas que pueden estar soportadas por el desarrollo de misiones sociales de carácter educativo dirigidas a poblaciones con necesidades específicas en lo educacional, que, si bien contribuyeron a la disminución de analfabetismo, no incidieron cualitativamente en políticas y prácticas estructurales.
Sobre el caso venezolano, las mujeres en los últimos años, han sido eje central del discurso del gobierno de Maduro y su antecesor, al incorporar y movilizar a las mujeres más pobres a programas sociales que se tradujeron en coacción social y grandes brechas de desigualdad. Alejándolas de herramientas y nociones que las preparen para los nuevos retos de un mundo globalizado y demandante.
En Venezuela, no se ha atendido las solicitudes de derechos y garantías en términos de igualdad. En las próximas semanas se iniciará un nuevo ciclo escolar en el país, en el que el rol de la mujer vuelve a ser esclavizante. Con la pandemia por el Covid-19, la feminización de la mujer ha tenido brechas mucho más profundas y no ha habido mecanismos, desde el gobierno, para desacelerar tal problemática. No existen condiciones para un regreso a nivel educativo: tardía vacunación, infraestructura de los planteles en estados deplorables, precarización del salario, docencia en crisis, ausencia de plataformas tecnológicas, rol del educador asumido por la mujer en su mayoría, entre otros aspectos. La participación de la mujer en diversos sectores y ámbitos de la sociedad, como el educativo, obedece a la definición que tiene el gobierno y el margen de actuación que destina para alcanzarlos.
Trabajando por una sociedad más igualitaria tanto para mujeres como hombres, desde Ambar, consideramos que la falta de educación aumenta mucho más la pobreza y desigualdad, menoscabando así el disfrute de derechos y participación de mujeres en toma de decisiones y debates y acciones que vayan en consonancia con su desarrollo de enfoque y capacidades, por lo que es pertinente el diseño y ejecución de políticas y programas que aumenten la participación de la mujer en el ámbito educativo y la creación de estrategias de prevención que minimicen o erradiquen la violencia contra las mujeres en diversos ámbitos, por mencionarse algunos.